He querido presentar a
ustedes al inicio del tema este video porque en el observamos a personas
especiales que han superado extraordinariamente aquello que significa para
otros una limitación física, psíquica o moral. Una limitación no es sinónimo de
debilidad ya que las debilidades son propiedad de la percepción personal de
cada individuo, así pues existe debilidad por un deporte, debilidad de
carácter, debilidad por un vicio, debilidad física por el desgaste personal,
entre otras clases de debilidad, sin embargo en todas ellas se percibe una
pasión dominante que mueve la conducta y realiza acciones que como consecuencia
originan la debilidad propia en cada ser humano. Por tanto para el conocimiento
de las debilidades es importante conocer la pasión dominante que mueve las
acciones personales y que ha creado actitudes peculiares en cada uno, por las
cuales nos identifican nuestros hijos, el esposo o la esposa, alumnos,
formandos, amigos, compañeros de trabajo, autoridades y otras personas con
quienes compartimos cierto tiempo de nuestra vida.
Puede suceder que por
las actividades y responsabilidades que se tienen durante el día no
identifiquemos claramente la pasión dominante que mueve nuestras acciones y que
ha originado una debilidad personal, por tanto sugiero en un primer momento se
haga un alto en el día que cada uno elija, que ese día sea exclusivamente para
ustedes. De preferencia lejos de casa y del trabajo, puede ser en una casa
donde se realizan retiros; un lugar silencioso donde al sentirse un poco
cansados tengan una habitación para recostarse y donde no se preocupen más que
por ustedes mismos. Ese día tan especial se elaborará una lista de las
“debilidades personales que nos identifican” algo parecido al siguiente
listado:
1.
Debilidad por la música con mensaje
1.
Debilidad por la música con mensaje ¿Pasión dominate?
Dedicar un tiempo para
realizar esta reflexión personal es importante, más de lo que parece, porque
cuando una pasión dominante genera cambios que altera las relaciones o la salud
en la persona, con el tiempo puede perder su identidad, su entorno, su trabajo,
su familia, perderse así mismo. Tal como acontece a nuestros hijos, alumnos y
formandos que al entregarse a sus pasiones dominantes como el competir entre
ellos por ver quién fuma más cigarrillos, o quien ingiere más alcohol, o quien
tiene la novia más bonita, o quien tiene lo último en tecnología, o quién es el
más inteligente, o el más astuto. En las jovencitas quien es la más atractiva,
la menos gordita, la que viste según la moda, la que posee los accesorios de
temporada.
Nuestros jóvenes después de esto
terminan en crisis existencial, sintiéndose solos, sin amigos sinceros, en
búsqueda de encontrar el sentido a la vida, a su vida.
Las pasiones
dominantes nos afectan a todos, negar esta realidad o evadirla puede ocasionar
conflictos mayores. Personas como Juan Pablo II, la M. Teresa de Calcuta,
Gandhi, e incluso el mismo Jesús conocían su pasión dominante, aquella que
debilidad personal que generó cambios asombrosos para ellos mismos y su
entorno. Analizaremos un poco las actitudes de Jesús de Nazaret para descubrir
su pasión dominante. Jesús realizó milagros como devolver la vista a un ciego
de nacimiento, curar a un paralitico, resucitar al hijo muerto de una viuda,
curar al sirviente de un centurión, revivir a la hija de Jairo, resucitar a su
amigo Lázaro quien tenía tres días de muerto, sin contar la conversión de
Zaqueo y tal vez de otros más.
Jesús dedicaba su vida
a predicar que Dios amaba a todos como a hijos suyos, que Dios perdonaba a
quien se arrepentía como perdono el padre de la parábola al “hijo prodigo”,
predicaba también que Él era el buen pastor quien daba la vida por sus ovejas e
incluso que salía a buscar aquella oveja que había extraviado el camino, Jesús
se manifestaba dulce, comprensivo y amoroso con los débiles, con quienes
sufrían, con quienes padecían la pobreza y la injusticia de las autoridades
civiles así como de las autoridades religiosas de su época. Jesús tenía como
pasión dominante el amor al Padre y la promoción de la dignidad que posee el
ser humano desde su concepción hasta su deceso natural. Todas las acciones de
Jesús indican que para Dios el género humano es importante al grado de que vale
la pena entregar a su Hijo desde el pesebre hasta el momento de la Cruz. Cada
persona desde el momento de la concepción es amada por Dios, lo crea o no.
Por tanto Dios quiere
nuestro bien, porque nos ama y por nuestro bienestar es necesario dedicar un
tiempo para nosotros e invitar a Dios en ese espacio pidiéndole que nos ayude a
ver con claridad para no quedar eternamente confundidos creyendo que nuestras
debilidades son fortalezas, encerrándonos en nuestras pasiones dominantes que
provocan cambios personales y comunitarios. Si mejoramos nuestra calidad como
personas tendrá un impacto en nuestros hijos, alumnos y formandos así como en
nuestra familia, ambiente laboral y social.
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